viernes, 8 de diciembre de 2017

cuando te vi...


Te quiero


Feliz Navidad!

Es el momento de un café con más azúcar que nunca, de que los días ya no peguen con tanta rebeldía, ojalá que todos los insomnios del mundo desaparezcan y que todo puedan elegir seguir el camino hacia sus vidas, que aunque estén perdidos sean felices. Ojalá que la fe vuelva a mover montañas, no importa qué pase, lo mejor es esto. Podrás ir al universo, podrás hacer que un simple fracaso te lleve a sonreír una vez más. Ojalá que el amor de tu vida permanezca, y si no es así sigue adelante, que el perdón es la casa a la que debes ir siempre, el abrazo y las palabras son las mejores armar para encender el mundo de sonrisas.
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Luizinho Hernandez

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Luizinho Hernandez

hay unas cuantas razones por la que me encanta mirarla, ella lleva siempre una luz cuando aparece, ella se desprende para amar, su boca es el trecho hacia las utopías, es una nube diferente a todas, cada vez que la tengo cerquita, mi vida es una gota de agua que llena el mar.

Rencor Luizinho Hernandez

Tú tienes una forma, te hablan de algo extraordinario y no lo percibes. Contigo los riesgos no merecen la pena; de ti no emergen sino miedos. Contigo el tiempo es tan vertiginoso como el invierno, y los huracanes parecen venir de ti como si se les acabase el mar. Eres cuestión de tiempo, y eso es prácticamente nada, te comparas con una estrella pero eso es simplemente descender del cielo. Te he visto lela mirando el acceso hacia alguna parte, pero no entregándote al sol cuando este se estaca en las cumbres, no te he visto muriéndote por la vida y la felicidad. Y ya basta de decir que estás bien si el desespero te empuja la risa hacia adentro, ya basta de esas horas pensando en mañana, en nosotros, en la casa, en los inmuebles y las tarjetas de ahorro. Ya basta de propósitos para existir. Y si tienes un maravilloso Adiós en el alma; ese soy yo.



Domingo, sardina y música.

 Luizinho Hernandez

Quién mira el tiempo
justo cuando la vida es un disparo
la casa vacía se vuelve domingo de sardinas
músicas y un beso a la oscuridad.
Quién bebe ahora agua de manantial
su dulce melancolía, su amarga risa inventada por los pájaros.
¿Nadie pretenderá acabar con su hastió?
¿qué tan difícil es encontrarse?
Estarán cometiendo el mejor pecado del mundo
ser libres.
Quisiera ser como ellos tal vez...
que la música surja del las estrellas y no de la nostalgia;
pero es imposible.
Quizás mañana estaremos viejos y un trozo de tabaco
incrustado en un estomago habriento
nos recuerde qué fuimos, qué estábamos buscando cuando lo teníamos casi todo.
Parece posible que el tiempo pueda detenerse
y nos elija para todos los domingos de sardinas
y buena broma.