Luizinho Hernandez
Quién mira el tiempo
justo cuando la vida es un disparo
la casa vacía se vuelve domingo de sardinas
músicas y un beso a la oscuridad.
Quién bebe ahora agua de manantial
su dulce melancolía, su amarga risa inventada por los pájaros.
¿Nadie pretenderá acabar con su hastió?
¿qué tan difícil es encontrarse?
Estarán cometiendo el mejor pecado del mundo
ser libres.
Quisiera ser como ellos tal vez...
que la música surja del las estrellas y no de la nostalgia;
pero es imposible.
Quizás mañana estaremos viejos y un trozo de tabaco
incrustado en un estomago habriento
nos recuerde qué fuimos, qué estábamos buscando cuando lo teníamos casi todo.
Parece posible que el tiempo pueda detenerse
y nos elija para todos los domingos de sardinas
y buena broma.
justo cuando la vida es un disparo
la casa vacía se vuelve domingo de sardinas
músicas y un beso a la oscuridad.
Quién bebe ahora agua de manantial
su dulce melancolía, su amarga risa inventada por los pájaros.
¿Nadie pretenderá acabar con su hastió?
¿qué tan difícil es encontrarse?
Estarán cometiendo el mejor pecado del mundo
ser libres.
Quisiera ser como ellos tal vez...
que la música surja del las estrellas y no de la nostalgia;
pero es imposible.
Quizás mañana estaremos viejos y un trozo de tabaco
incrustado en un estomago habriento
nos recuerde qué fuimos, qué estábamos buscando cuando lo teníamos casi todo.
Parece posible que el tiempo pueda detenerse
y nos elija para todos los domingos de sardinas
y buena broma.
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