Pero una de esas lágrimas de abril lleva mi nombre, como
un estruendoso sonido que te hace sombra, como un lago silencioso que te
inquieta. Sin embargo, todos los pedazos que te llevan a la noche, llevan algo
de mí que te llevan a la luz... por eso no quiero marcharme sin primero decirte
que regresaré, desconozco cuando, pero vendré... aunque tenga que cruzar el
puente que cuelga tenebroso, y si no puedo regresar si al caso llega, ve a
buscarme. Allí donde siempre has estado, arropada con mis brazos. Aun así no
quiero que me veas como tu única vida, porque quiero que estés alegre aun si
llegamos a estar lejos. Te quiero.
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